miércoles, 20 de mayo de 2009

XIII 101 de ronda 2009




TAJO DE RONDA
SETENIL

El viernes 15 de mayo iniciamos nuestra aventura por el sur de España, nuestro destino, Ronda, un bonito pueblo donde se encuentra el famoso “tajo”, un corte de piedra enorme y de gran altitud que el año pasado pudimos ver solamente en la parte final de carrera durante la noche, y que esta vez pudimos también apreciamos con más detalle, al igual que otros lugares emblemáticos y característicos de la parte antigua de esta preciosa zona Malagueña, gracias al buen tiempo que nos hizo este año.
De nuevo caímos en el bar Carmelo, sus platos y bocatas caseros y muy económicos nos conquistaron al igual que el año pasado.
Pero el buen tiempo también trajo mucha más participación y con ello algunos problemas a la organización, que este año defraudo hasta a los más “cientouneros”. Y en carrera, el calor, también mermó nuestras capacidades y nos hizo la carrera más dura. Los líquidos que el año pasado llegamos a pasar de largo en algún avituallamiento de aljibe (camión cisterna), fueron imposibles de evitar, aunque solo fuera para refrescarte, e incluso no rechazamos las mangueras de agua que muchos ciudadanos nos ofrecieron al pasar por sus casas, y que agradecimos enormemente ya que el agua estaba más fresca que la que nos ofrecían en la mayoría de los avituallamientos.
Este año participamos 8 miembros del equipo DUSCHOLUX y para completar los dos equipos de 5 se nos uniros dos compañeros, Xavier y Esther. Diferentes ritmos y niveles para un reto común, llegar al final juntos. Pero sobre el kilómetro 8 surgieron los primeros problemas. Esther que ja venia con algunos problemas del aductor tuvo que descartar el correr y centrarse en intentar hacer la prueba caminando. Nos separamos de ella y de Xavi en el segundo avituallamiento, el 10 km. Permanecimos juntos todos los miembros de DUSCHOLUX hasta el km 15 (Navetas), donde nos separamos de Ernesto y Francesc, con muy buen ritmo hasta el momento, pero que decidieron tomárselo con más calma. Volvimos a coincidir con ellos en el avituallamiento sólido (bocata y donut) sobre el km 23, aquí una nutrida cola nos hizo perder 12 minutos, aunque dio la sensación que fueran más (de saberlo hubiéramos pillado un bocata del Carmelo).
Seguimos hacia nuestro siguiente objetivo, Arriate, el primer pueblo de la carrera, donde los ánimos de la gente nos hicieron coger fuerzas para la primera gran subida “los cochinos”, por los cerdos de Jabugo que se ven durante el camino, si bien este año, supongo debido a temas de salud, no vi ninguno. El primero en llegar al siguiente avituallamiento, como en todos, “avanzadilla” Alonso, después Lola y Javi que algo rezagado de nosotros nos alcanzó y pudimos comentar la dureza de la subida y los efectos negativos del calor, mientras andábamos los últimos metros hasta avituallamiento (5 h 20 de la tarde y km 40,7). Poco después llegaban Jaime y Juanjo. Nuestro capi tenía algunos problemas estomacales por la ingesta de líquidos que arrastraba desde Arriate y que le impedían correr. Jaime, Javi y Juanjo continuaron juntos mientras que Alonso, Lola y yo seguimos con el plan previsto de correr y caminar. Temíamos decaer si bajábamos ritmos o hacíamos paradas de espera, así que en el siguiente avituallamiento y control, sellamos pasaportes y con ello, con tristeza algo desvanecida por el cansancio, se deshizo el segundo equipo.
El objetivo siguiente, Setenil, se encontraba en el km 53 pero este año se nos hizo especialmente largo, y reconocimos que el recorrido era diferente, si bien pasamos por el pueblo y pudimos ver lo bonito y curioso que era, ya que muchas casas estaban edificadas justo debajo de una enorme montaña de piedra. Aunque en el avituallamiento seguía indicado como km 53 realmente era el 57,5, lo que nos dejo a muchos preocupados de cómo se resolvería el resto del recorrido. Pero nuestros temores se disiparon cuando en el siguiente control, una soldado nos indico que era el 63,3 (tal y como marcaba mi gps). En el siguiente, el 68, nos confirmaron que quedaban 10 para el cuartel (el tercio). En este punto llamamos por teléfono a Esther. Acababan de pasar Setenil y se encontraba bien, sin problemas de aductor. También llamamos a Jaime, y nos confirmó que seguían los tres en cursa y pasado el avituallamiento del 63,3 . Poco más pudimos hablar ya que la comunicación era entrecortada. No disponíamos del teléfono de Ernesto y Françesc. Llegados al cuartel y tras reponer fuerzas y cambiar la ropa por una algo más abrigada, al haber refrescado. Una de nuevo en marcha la temperatura era agradable y no hacia mucho viento, por lo que la subida a la Ermita aunque dura fue llevadera. Personalmente lo pase peor en el camino de bajada pronunciada sobre terreno rocoso de 500 m aprox., las rodillas las tenia algo doloridas.
El camino a la cueva del gato fue una maravilla en comparación del barrizal del año pasado, pero los kilómetros se notaban en el cuerpo y esa media maratón que quedaba después del cuartel fue más dura de lo previsto. Cuando nos faltaban unos 7 kilometros recibimos una llamada de Esther, se habían retirado en el km 68 pero no por problemas de aductores sino por ampollas en los pies, les habían trasladado al cuartel y nos dio muchos ánimos que agradecimos enormemente.
Evidentemente llegamos contentos por la proeza, especialmente Lola, ya que era su primera vez, pero echamos de menos la llegada en equipo del año pasado. Pero horas después la alegría, a pesar del cansancio, fue mayor, cuando llegaron Juanjo, Jaime y Javi, y después la alegría y gran sorpresa cuando aparecieron Ernesto y Françesc, los cuales parecían venir de fiesta.
Al día siguiente de nuestra llegada, algo más descansados, comentaba con Loli nuestra aventura y me comentaba que si bien poco antes de acabar decía categóricamente que nunca más, ahora analizando todo lo sucedido, quizás volvería a repetir. Si, es cierto, que las pequeñas discusiones, males entendidos y desacuerdos no se pueden evitar, todas las parejas tienen sus problemillas, más lógico en un grupo tan numeroso como éramos nosotros. Pero, lo que llegamos a reír…, el carisma de nuestros más jóvenes compañeros, se hizo sentir.
Muchos equipos se fueron al traste este año. Mucha gente se retiró ya que pudimos verlos siendo transportados en coches de todo terreno, pero nosotros a pesar de la fatiga seguimos adelante y conseguimos llegar todos los miembros del equipo DUSCHOLUX. De cara a otra prueba similar o mismo reto otro año, quizás deberíamos buscar unificar expectativas antes de crear equipos y si no crear grupos de manera natural, tal y como al final acabamos realizando la prueba este año, por ritmos similares, pero lo que tenemos muy claro mi mujer y yo, es que las desventajas que pueda tener el ir en grupo son enormemente superadas por las anécdotas, risas y tantos momentos agradables que hemos compartido.
Hasta otro año Carmelo.